sábado, 19 de junio de 2010

gritar al vacío asfixiante carente de oxígeno que se abre ante uno,
abrir la boca para que pueda escapar el silencio entre los labios medio muertos,
preguntarse para qué cuando no hay nadie que pueda responder,
dejar que el miedo inunde cada átomo con sus aguas lentas pero certeras
y que su frialdad descongestione los conductos por los que discurre la inteligencia,
eléctrica, un brote súbito de genialidad que se dispersa rápidamente,
oleaje que rompe en la nuca, y elige las orillas de la poesía
para dejarse allí el eco de sus ondas y que siempre puedan volver...

jueves, 17 de junio de 2010


Mírame, tengo los brazos abiertos,
brazos amantes de tus dedos pasajeros,
de los ríos y los mares que transportan los alados secretos
que susurra, en el oído de quien ama, la dulce voz del viento.
En el líquido glorioso de tus venas me disuelvo,
más allá de la piel y el ardor de tus labios perfectos,
para dormir largamente en los 'te quiero' de tu lengua y su eco
y dejar de ser yo para ser en ti la explosión del sentimiento,
porque no hay más certeza que la del peso de tu hueso
en mi carne adoradora varada en tu esqueleto,
ardiendo en la hondura infinita de lo más profundo de tu cuerpo;
así quiero yo quedarme siempre, por dentro de ti, por dentro.

martes, 15 de junio de 2010


Cobarde, me digo, cuando te veo,
pues del verso al beso hay un trecho;
te acorralo en palabras muertas,
en acentos que mientras duermes duermen contigo.

Si, como digo, cobardemente huyera, se vendrían conmigo,
subrayando con su tinta incriminatoria el camino tras mis pasos,
yo agarrándome las rimas sofocada en mitad de la carrera, la cola de la novia más imprecisa,
pero torpe como soy, algún poema se quedaría, seguro, perdido.

¡Qué absurda, la pasión con retardo que te dejas en los papeles, amigo,
pero dile, dile, que el momento es siempre ahora, el de besar sin contemplaciones!,
me dice quien en confianza tengo, cuando me desenredo la última estrofa del pelo
y la planto encima de la mesa, en medio de los vasos vacíos.

¡No ves, que se te va, resbalándose en el tiempo, como aquel poema enemigo
que escribiste en sueños el día que por vez primera le viste,
entre las deliciosas metáforas que sólo te florecen en primavera,
y para cuando cogiste la pluma, había desaparecido!

Si lo sé, me excuso, como siempre cobarde, expreso lo sentido
a sabiendas de que tengo la mano ágil y la palabra ahogada,
¡nunca llega a mi boca hasta mucho después de reclamarla!,
y al final, cuando al fin me atrevo, ya se ha ido.
Hemos llegado a una forma sublime de menospreciar el arte, y es regodeándonos en la mediocridad. Soñemos, abandonémonos a los latidos que fingimos no oír, pues de asumirlos, serían quizá demasiado poderosos, ¡no habría vuelta atrás! Lo que hoy es una fantasía, mañana sería un objetivo a cumplir, la responsabilidad de ser uno mismo, ser más grande, comprender y abrir los ojos, para VER.

jueves, 10 de junio de 2010

Recuerdos

Quieta, quietísima recuerdo tu cara,
congelada en los mil pedazos de cristal
que el tiempo con mano de hielo explota.
¡Dulce páramo al que abandonarse,
los recuerdos!

La dicha es otro capricho de la memoria,
la enciende en el pasado, lejos de uno,
la inteligencia su mejor carcelero.

Frágil, delicadísimo vuelo
el de las mil lunas de los secretos,
la noche su madre y guardiana,
amante fiel de sus silencios.

¡Oh, poeta, poeta amado
escribes o dibujas la poesía
que se te escapa entre los dedos!
Manantial traidor de versos
que se escriben en el corazón,
¡pero jamás el papel aceptó como verdaderos!

Desenamórate, querido poeta,
de la belleza que orgullosamente castiga
tu carne mortal y sus temores,
despliega las alas y vuela, lejos,
¡conviérteme en recuerdo!

miércoles, 2 de junio de 2010

Tenderme en el suelo y escuchar el rugido de la tierra
Amortiguado, acallado por las voces de quienes no escuchan,
¿los demás o yo? Infame parálisis la de los temores.

Decidir si sueño o estoy despierto en la cruel belleza
Que se desliza sinuosa tras un misterioso velo, amargura,
Incierta realidad salpicada de decisiones.

Soñar, soñar, eso es cuanto quiero, para vivir atado
Para siempre a las ilusiones de los versos
Y dormir los días y las noches que me quedan de besos huecos.
¿Por qué me hablas de finales si no supiste del comienzo?

Callarme al fin para escuchar el automático latido,
Hundir el pecho en la negrura de sus razones
Perdiendo la cabeza, la mano, la lengua, llegando al corazón.
Y al final también perderlo.

He conocido el amor

He conocido de una vez el amor,
el amor total, su esencia plena,
su carne y su hueso, su fibra entera,
el olor hechicero de sus pliegues recónditos e infantiles.

He sabido del sonido de la voz más querida,
la frecuencia inconfundible de la garganta sagrada,
de sus ondas propagándose en el océano del alma
mientras la tierra exhala una música silenciosa en sus verdores y desiertos.

¿Qué beso, de qué manera el labio culmina el latido
que ansioso, se desboca precipitándose por las venas,
en tu frente de proporciones juveniles y aún tiernas?
Pero la nobleza de tu rostro se revela siempre amorosa...

Porque siempre el amor ha sido el actor más valorado,
pero ni el mismo amor sabe que hay otro más verdadero y sentido,
el que de ti se desprende como el más magnífico vestido
y se une al manto profundo de raíces, células y sueños que compartimos.

(Para Athenea)