jueves, 10 de junio de 2010

Recuerdos

Quieta, quietísima recuerdo tu cara,
congelada en los mil pedazos de cristal
que el tiempo con mano de hielo explota.
¡Dulce páramo al que abandonarse,
los recuerdos!

La dicha es otro capricho de la memoria,
la enciende en el pasado, lejos de uno,
la inteligencia su mejor carcelero.

Frágil, delicadísimo vuelo
el de las mil lunas de los secretos,
la noche su madre y guardiana,
amante fiel de sus silencios.

¡Oh, poeta, poeta amado
escribes o dibujas la poesía
que se te escapa entre los dedos!
Manantial traidor de versos
que se escriben en el corazón,
¡pero jamás el papel aceptó como verdaderos!

Desenamórate, querido poeta,
de la belleza que orgullosamente castiga
tu carne mortal y sus temores,
despliega las alas y vuela, lejos,
¡conviérteme en recuerdo!

1 comentario:

  1. Bellísimo poema, Marian. Un deleite para los sentidos... ya he entrado tres veces a leerlo y volveré de nuevo.
    Gracias por compartir arte. Un abrazo.

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